Marlborough Madrid colabora en la exposición dedicada al pintor español Eduardo Arroyo en Nueva York
Cuando Arroyo fue incluido en la exposición European Painting in the Seventies, organizada por Los Ángeles County Museum (1975) y comisariada por Maurice Tuchman, declaró: «Después de un eclipse casi total que ha durado quince años, la idea de que Estados Unidos vuelva a interesarse por la pintura europea me sorprende y fascina al mismo tiempo. Mientras que en Europa se nos mantenía constantemente informados de cada detalle sobre la evolución de cualquier actividad artística americana, parecía que una gran oscuridad hubiera cubierto el otro lado del Atlántico, nublando cualquier interés artístico y cultural.»
Estrechamente relacionado con los primeros artistas de la vanguardia histórica, como Duchamp y Picabia, junto con su participación en el Equipo Crónica y el Equipo Realidad, Arroyo ocupa una posición única en la crítica, la vitalidad y la difusión global del arte pop estadounidense.
La exposición contará con más de setenta obras entre óleos, dibujos, acuarelas y esculturas que abarcan más de cuarenta años de la carrera del artista. La obra de Arroyo puede dividirse en dos etapas claramente diferenciadas por la muerte de Francisco Franco en 1975: durante el exilio (1958-1976) y después del exilio (1976-1998). Oponiéndose de forma clara y violenta a la dictadura, la obra de Arroyo desafía el clima político español y posiciona estratégicamente su trabajo para adoptar una postura crítica e irónica a la vez. En el contexto de esta muestra hay que destacar que algunas de las obras presentadas, aunque no sean muy conocidas en Estados Unidos, han sido y son fundamentales para el arte europeo de posguerra y la figuración narrativa.
Con motivo de la exposición sobre Arroyo celebrada en 2017 en la Fondation Maeght, su antiguo director, Olivier Kaeppelin, escribió lo siguiente sobre la práctica idiosincrática del artista:
Eduardo Arroyo, que es un pintor de la historia, sabe que una obra de arte es, en esencia, anti histórica. Esta es la paradoja sobre la que se construye su obra, la que le permite bailar con un pie dentro y otro fuera de cada uno de estos ámbitos. Arroyo apuesta simultáneamente por el compromiso y la distancia de cada ámbito, pertrechado con un sentido del humor y una ironía que «trabajan» la realidad mezclando planos que están más allá de las geografías lógicas y argumentales. No hay retórica en la obra de Arroyo, sino una constelación de propuestas contradictorias donde la ironía es un arma.
La obra de Eduardo Arroyo se ha expuesto desde 1961 en numerosas exposiciones de todo el mundo, como la Neue Gesellschaft für Bildende Kunst de Berlín (1971), el Centre Pompidou de París (1982), el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York (1984), el Museum für Kunst und Kulturgeschichte de Dortmund, (1987), el Institut Valencià d’Art Modern de Valencia (1989), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (1998) y, más recientemente, en la exposición individual en la Fundación ENAIRE de Santander (2021-22).