La exposición «Vientos» se adentra en las espirales del artista Martín Chirino, cuyo legado representa Marlborough
La Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino presenta hasta el próximo 17 de septiembre, en su sede del Castillo de La Luz de Las Palmas, la exposición Martín Chirino: Vientos. Un camino en espiral hacia el origen, comisariada por Fernando Castro Flórez, profesor de Estética de la Universidad Autónoma de Madrid y crítico de arte.
La exposición presenta una veintena de sus obras que permiten apreciar la importancia de esas formas en toda su trayectoria. La espiral, para este creador, remite a las islas en un doble sentido: es motivo iconográfico de la cultura aborigen, de las pinturas que se conservan en el Museo Canario, pero es también la consistencia del viento que tensa y comba las plantas, sus ramas, que riza las olas, que estalla contra las rocas.
En el proyecto expositivo se incluyen un corpus de obras, algunas de gran formato, entre esculturas de Martín Chirino (Las Palmas, 1925-Madrid, 2019) cuyo legado representa Galería Marlborough, y de otros artistas de su generación como Jorge Oteiza, El Lissitsky, Julio González y Robert Smithson, así como obra sobre papel que ilustran un tema que ha recorrido casi seis décadas de la trayectoria plástica de Chirino.
Esta muestra, como en los dos años anteriores, coincidirá con la edición de la tercera monografía, en colaboración con la Fundación Azcona, sobre el artista canario, escrita por Castro Flórez y enmarcada como un volumen más de la Enciclopedia Martín Chirino, proyecto del que ya se han publicado dos títulos anteriores: Reinas Negras por Alfonso de la Torre y Afrocán, escrita por Antonio Manuel González.
A través de esta tercera monografía se adentra en la serie más particular del escultor, el «viento». Este fue un tema que comenzó a tratar a finales de los años cincuenta y al que sería fiel durante todo el recorrido de su vida, convirtiéndolo en una constante, y leit motiv de toda su obra.
Imagen: cortesía de Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino. Foto: Alejandro Quevedo